El invierno avanza lentamente en Puyarruego. Ya falta menos para que llegue la tan esperada primavera, y eso se nota, pues día a día la luz va ganando terreno a la oscuridad de la noche.

Son días de matar el tocino, de rellenar el tonel en la bodega, de bajar a la Ferieta de Aínsa, de celebrar Santa Aguedeta… Así es la vida en estos valles y pueblos del Pirineo, porque el ciclo de la vida así fue, es y será.

La noche se acerca, se encienden las farolas de Puyarruego y la nieve recién caída cubre las cimas de Peña Montañesa y Cotiella. Mientras tanto, el viento frío del norte «truca» a las puertas y ventanas de las casas, pero éstas no le dejan entrar. Menos mal que hay buen fuego en la cocina, el leñero bien nutrido y la despensa llena.

Aunque el frío todavía quiere hacer de las suyas, ya no hay que preocuparse porque todo el mundo sabe que la primavera ya está cerca.